¿Cómo evitar el desgaste muscular?
El desgaste muscular es una circunstancia provocada por el paso del tiempo y puede degenerar en atrofia. Para conocer en qué consiste y cómo evitarlo, te comentamos todas las claves al respecto.
¿Qué es el desgaste muscular?
Es un trastorno que provoca que el tejido muscular pierda resistencia progresivamente. Además, se produce una reducción del tamaño de cada músculo y la pérdida progresiva de la fuerza. Esta circunstancia la provoca una síntesis y degradación de proteínas irregular. Poco a poco, las células nerviosas de los músculos esqueléticos pierden eficacia, lo que degenera en una parálisis muscular progresiva y, finalmente, en un deterioro de la capacidad funcional. Hay tres tipos de atrofia:
Tipos de atrofia muscular
- Fisiológica. Está provocada por la inactividad y el sedentarismo. Es habitual en casos en los que el trabajo exige estar sentado/a durante horas o cuando hay alguna enfermedad que impide el movimiento.
- Patológica. Es la consecuencia de varias enfermedades o del paso de los años.
- Neurogénica. Es la más grave y se presenta de repente al ser la consecuencia de una dolencia o lesión neurológica. Es habitual si se padece ELA, una lesión en la médula espinal o el síndrome de Guillian-Barre.
¿Qué síntomas presenta el desgaste muscular?
En cuanto a los síntomas, los más frecuentes son:
- Una sensación de falta de sensibilidad y de impulsos nerviosos.
- El aumento de la inflamación y del dolor muscular.
- La musculatura luce mucho más débil, con menos volumen y con una sensible falta de eficacia.
¿Cómo evitar la atrofia muscular?
Para evitar el desgaste muscular es imprescindible tener en cuenta las siguientes alternativas de indudable importancia:
- Las medidas preventivas. Salvo en los casos de lesión medular repentina, el desgaste es progresivo y resulta muy adecuado comenzar a actuar en cuanto notes que la musculatura no te responde como es habitual.
- El trabajo muscular. Todo dependerá de la edad de cada persona, hay opciones que permiten la estimulación suave mediante electrodos. En otros casos, es más recomendable comenzar a entrenar con un peso muy ligero para ir aumentándolo tras varias semanas. No se trata de realizar muchas series y repeticiones, sino de conseguir una estimulación suave que recupere la funcionalidad de las fibras.
- Una dieta más completa. Se les debe dar el máximo protagonismo posible a las proteínas, reducir los hidratos de carbono y los azúcares, y apostar por las carnes magras, el pescado azul, la fruta y las verduras. Pueden incluirse algunos suplementos de vitaminas y minerales que compres.
- Dejar atrás el sedentarismo. Basta con dar un pequeño paseo cada día, con tener un horario en el que retomar algunas aficiones y, en definitiva, con no quedarse en casa de forma habitual.
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